domingo, 14 de octubre de 2012

LAS VÍCTIMAS Y DIOS

        Confieso que mi silencio en esta página por tantos meses no ha sido casualidad, he estado tan conmovida por todos los acontecimientos de nuestro país que he preferido guardar silencio y estar involucrada de otras formas.
           Pero hoy es un día diferente, en la víspera de que llegue el día en donde agradeceré un año más de vida me mueve algo muy fuerte a volver a esta página. Hacer una reflexión de uno de los textos más fuertes que he leído en mi vida. De Javier Sicilia "El Rostro de las víctimas" (http://movimientoporlapaz.mx/es/2012/10/05/javier-sicilia-el-rostro-de-las-victimas/)

              Javier Sicilia ha escrito este texto para presentarlo ante la Conferencia del Episcopado Mexicano, pidiéndole esta a Javier, escribir algo acerca del "Sufrimiento de un país en sus víctimas" y Javier con toda esa fuerza que que le nace del corazón grande que tiene y de la fe que lo envuelve ha escrito un texto para mi fuerte pero a la vez hermosísimo.
         Reclama Javier en los primeros párrafos que el mismo es una víctima, que no puede hablar en general por que es en propia piel que sufre la violencia. Cita el Talmud (libro de la leyes judías)  y para mi el que lo cite no es casualidad... yo se mi cuento. Cita del Talmud "Quien humille a un hombre humilla a la humanidad entera", y es el dolor total el que surge para el mundo por que ya son muchos, muchos muchos los que han sido, son y serán humillados si no se para esta cruel e insensata guerra desatada por Felipe Calderón Hinojosa, quién no sufre, pero ¡¡ah!!como humilla. 
        En uno de los párrafos, en este: "Frente a esa realidad, que no es el dolor de un país, sino de seres humanos concretos e irrepetibles, quisiera hablar desde mi condición de víctima de un sufrimiento que tiene que ver con un asunto de orden espiritual cuya expresión más clara y contundente es la ausencia de Dios, su profundo y aterrador silencio frente al mal y al sufrimiento de las víctimas."

         Cuando leí este párrafo sentí algo muy fuerte, un momento en que pensé ¿Que le paso a Sicilia?, luego me dije, claro es que esta reclamando a la Curia Católica Mexicana su casi nula participación en estar junto , dentro, con las víctimas  pero seguí leyendo y vino para mi una de las revelaciones por escrito fortísima, contundente que solo un hombre con la fe de J. Sicilia puede expresar:
..."La verdad, la única y real verdad, es que allí Dios no está. Si hay algo de él es, al igual que sucedió en Getsemaní y en la cruz, su silencio, su terrible y abisal silencio. ¿Cómo interpretarlo? De la única manera posible: Porque Dios es amor y el amor, contrariamente a lo que nos han enseñado, es pura impotencia, una impotencia cuyo rostro es el sufrimiento mismo de las víctimas. A Dios, decía César Vallejo con la lucidez que sólo puede traer la poesía, “debe dolerle mucho el corazón”, al igual que un padre que amando tanto a su hijo y no pudo evitar que el mal del crimen se cerniera sobre él le duele. Si Dios tiene un rostro –es el único que he podido visualizar en medio de mi dolor y que mantiene viva mi fe—, ese rostro es el de la impotencia del amor frente al poder, el de la ternura con la que impotente y silencioso uno abraza su propio dolor y abraza el dolor de otros." ...

              La Impotencia del Amor de Dios, un Dios que de tan cercano se hace uno con la victima, que se queda "seco" ante tanta, tanta falta de amor, ante tanto tanto dolor, tantas noches sin dormir, tantas imágenes de seres humanos masacrados, desmembrados, descabezados... ¿POR QUE? si con un ¿P O R Q U E ? que yo misma grite el día en que victimaron a mi compañero. 

         Ese por que, si no se responde con una palabra más grande, no tiene sentido, y más que palabra forma de vida, de pensar, de comprometerse, de hasta respirar, si no es POR AMOR, no tiene sentido. 

        Gracias Sr. Sicilia, por el regalo enorme que me ha dado con su texto, me reafirma en el corazón, me compromete, me hace querer ser mejor persona, me hace abrir más el corazón, perdonar a quien tenga que perdonar, y a seguir adelante un año más para vivir mi fe, la única, la más profunda    EL AMOR.


Hasta pronto
ECD  

Además exijo que se publique la Ley de Víctimas propuesta por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Y que se Juzgue a Felipe Calderón por sus acciones y por su fallida estrategia que ha provocado tantas víctimas en este país.     

         

           

viernes, 6 de abril de 2012

MIGRANTES - CRUCIFICADOS DE HOY

No dejo de pensar en los Migrantes que pasan por nuestro país y en lo que sufren , son los crucificados de estos tiempos. Los que no encuentran la hora de Resucitar... Pudiera ser cualquiera de los que ves en las vías del tren últimamente.
Aquí un artículo publicado en la Revista Proceso que muestra las condiciones que pasan los Migrantes al pasar por México y cruzar la frontera del Norte.


De indocumentado a “burro”*

WASHINGTON (Proceso).- “Salí de Honduras el 3 de mayo del año pasado y a los 14 días llegué a Sonora”, cuenta José Castrón, joven albañil que fue usado como burro (transportador de droga) por el Cártel de Sinaloa.


Chelito, como le dicen sus amigos, cuenta a Proceso las peripecias de su viaje: “Para llegar a Estados Unidos tenía nada más 3 mil 500 lempiras (unos 150 dólares); un amigo que vive en Kansas me prestaría los mil 800 dólares que me iba a cobrar el coyote en la tal Sonora”.
El trayecto hasta la frontera de Guatemala con México fue sencillo. Lo hizo en menos de 24 horas. “Entré a México y me quedé tres días en Chiapas. Allí tomé el tren para Coatzacoalcos y de allí otro para Tierra Blanca y luego otro para Lechería”, explica.
–¿No lo detuvo la policía?
–¡Pues claro! En todas las estaciones del tren hay policías que te paran y te dicen: ‘Móchate o te llevo con la gente de migración’.
Chelito se quedó ocho días en la capital mexicana. Cambió sus lempiras por pesos y compró otro pasaje de tren. El viaje sería primero a Huehuetoca, en el Estado de México, y luego a un lugar de Guanajuato. “Y otra vez los policías me agarraron en la estación del tren”, narra. Le pedían dinero y él se los daba. “Creo que por eso no me hicieron nada”.
En Guanajuato, Castrón y otros siete centroamericanos que lo acompañaban tomaron un tren a Guadalajara. “Allí estuvimos como tres días. Luego nos fuimos a un lugar que le llaman Las Palmas; ahí nos asaltaron más feo”.
–¿Quiénes los asaltaron? –Los malosos, pues. Traían un animal en la punta de una maleta. –¿Qué tipo de animal? –se le pregunta. El joven suelta una ligera sonrisa y responde: “El animal es el cuerno de chivo, pues”.
Con los pocos pesos que pudieron esconder, los ocho migrantes compraron boletos para irse en camión a Sonora. Llegaron a la población fronteriza de Altar, donde se quedaron 15 días.

El trato
En Altar ya habían establecido contacto con el coyote. “Como a los tres días nos dijo que necesitaba que nuestros contactos le mandaran 900 dólares, que sin ese dinero no nos movería. Llamé a mi amigo y me dijo que no me mandaba los dólares porque el ‘coyote se iba a comer todo el dinero’ y me iba a dejar tirado en el desierto”.
De los siete que lo acompañaban desde que salió de Chiapas, cinco recibieron dinero de sus contactos y el coyote los llevó a la frontera. A las dos semanas de estar en Altar y sin recibir ninguna noticia prometedora, el traficante de migrantes le dio un ultimátum al ahora reducido grupo de Chelito: “¡Ahora se chingan! Si quieren cruzar van a tener que cargar una maleta”.
“Como no tenía dinero le dije que sí. Un guatemalteco también”, explica Castrón. El coyote los llevó a los dos a una casa con “otra gente”, donde había tres migrantes más. “Dijeron que éramos cinco burros y que no necesitaban más”, recuerda y narra que una mañana otro coyote los hizo cruzar la frontera sin contratiempos.
“Como a las cuatro horas que teníamos escondidos los cinco en el desierto, llegaron unos hombres en una Van con las maletas. Nos dieron un costal de lona y dos paquitas de 25 kilos de mariguana a cada uno”, puntualiza.
Cada migrante se las arregló para hacerse una maleta con tirantes, dentro de la cual acomodó la paca de mariguana y se la terció a la espalda: “Antes de echarnos a caminar los dos guardias que se quedaron con nosotros nos dieron pedazos de carpeta (alfombra) para que nos las amarráramos en la suela de los zapatos. Con alambre o con lazo, como quisiéramos”, relata.
–¿Para qué era la carpeta?
–Para no dejar rastro. Nos llevan caminando en fila; vamos en medio de los dos guardias y el de atrás va borrando con ramas cualquier rastro.
–¿Los dos guardias iban armados?
–¡Claro! Traen un animal y dos pistolas de esas que tienen la bala grandota, no sé cómo se les dice. También traen celular y radio porque se van comunicando con los que van adelante o atrás.
–¿Se comunican con los que van adelante o atrás?, ¿cómo es eso?
–Nos dijeron que no podíamos hablar mientras camináramos y nos advirtieron que delante de nosotros iban tres grupos de cinco y otro atrás de nosotros.
–¿Los guardias dijeron para quién trabajan? –Pa’l mentado Cártel de Sinaloa, por eso nos dijeron que si hacíamos algo, allí mismo nos mataban. Con los 50 kilos a cuestas, Chelito y sus cuatro compañeros comenzaron la caminata por el desierto de Arizona, siempre bajo la mirada de los guardias. Dice que a los burros no los tratan mal los guardias, aunque sí los apuran a caminar o a correr cuando es necesario. “Saben muy bien las rutas, porque siempre pasamos por donde están los puestos de agua y comida”.
–¿Cómo son esos puestos?
–Son lugares escondidos entre ramitas (arbustos) o entre esas plantas que parecen cruces con espinas (cactus). Hay garrafones con agua y comida enlatada que está enterrada, pero ellos saben exactamente dónde.
–¿Qué tipo de comida les dan? –Sardinas, atún y pan. Está buena. Nos dan buena comida porque tenemos que aguantar el paso. –¿Los guardias no los trataron mal?
–Nunca. Cuando por radio les avisan que está cerca la migra nos piden enterrar la maleta y nos llevan a esconder como a unas cinco millas del lugar donde la dejamos. Hasta que les vuelven a avisar que el camino está libre regresamos por la maleta.
–¿No los golpearon?
–No. Al contrario, te cuidan. Ellos quieren que aguantes con la maleta, por eso va pura gente como de mi edad. Pero si no aguantas, te dan mariguana para que aguantes.
–¿Le ofrecieron mariguana?
–Sí, pero yo no fumé, nomás fumaron dos de mi grupo. Yo no estoy tan jodido para no aguantar. Por eso les tienes que decir la verdad cuando estás en México. Si no, me hubiera pasado lo que al mexicano de uno de los grupos que iba adelante.
–¿Qué le pasó?
–Cuando teníamos como ocho días caminando por el desierto nos encontramos a uno amarrado en una cruz de espinas. Tenía un trapo en la boca y estaba amarrado de la cabeza, la cintura y los pies; ni se podía mover.
–¿Cómo supo que era mexicano? –Los guardias nos dijeron que era mexicano y que nomás no aguantó la maleta y por eso lo dejaron.
Tierra de narcos mexicanos
El hondureño se considera afortunado. Durante los 16 días de recorrido por el desierto de Arizona cargando 50 kilos de mariguana no tuvo problemas. Luego de caminar unos 378 kilómetros llegaron a las afueras de Phoenix.
–Al llegar, ¿qué hicieron?
–Ahí nos quedamos a dormir con las maletas, pero como a las cinco de la mañana llegó una camioneta a recogerlas y a nosotros nos dejó.
–¿Qué pasó con ustedes?
–Por nosotros llegó hasta el otro día la misma camioneta. Ahí fue donde nos agarraron y nos llevaron a la casa protegida. Pero ahí ya era otra gente la que nos agarró, eran jóvenes como de 30 años o menos.
–¿Eran del mismo grupo de los guardias?
–Creo que sí. Uno de ellos nos dijo que nos dejarían libres pero nos subió a una camioneta cerrada y nos llevó agachados todo el tiempo hasta que nos metieron a una casa en Phoenix donde había tres tipos armados que nos amenazaron.
–Nos dijeron que nuestras familias tenían que pagar 3 mil 500 dólares para podernos soltar. Nos metieron a un cuartito de la casa; no había nada en el cuarto, ni cama ni sillas, pero sí mucha sangre seca en la carpeta.
Los captores del grupo de migrantes, según Castrón, entraban con mucha frecuencia al cuarto para exigirles los números de teléfono de sus familiares en su país de origen o en Estados Unidos.
–¿Usted o alguien de su grupo llamó a su familia?
–Nadie. Como a los dos días de estar en la casa llegó un hombre que yo creo era como gay. Y dijo: “Ya suelten a los muchachos porque ya hicieron lo que tenían que hacer”.
–¿Qué pasó después?
–Para soltarnos nos volvieron a montar en el carro. Pero antes uno nos dijo que si queríamos ir a cobrarle al patrón. Unos dijeron que sí querían ir a cobrar, pero yo y otro dijimos que no. Yo le dije: “No. Déjelo así. Así está bien”. Yo lueguito pensé que eso de ir a cobrarle al patrón era para matarnos.
“Nos sacaron acostados en el carro y después de avanzar un rato, como una media hora, nos bajó frente a una tienda y luego luego arrancó. Ahí fue cuando sentí un alivio”, concluye Chelito.
El día que lo sacaron de la casa de seguridad de Phoenix, Castrón llamó por cobrar a su amigo. Éste le mandó dinero para comprar un pasaje a Kansas y esa misma noche Chelito dejó atrás Arizona, de la que dice: “Parece tierra de puros narcos mexicanos, parece que son dueños de todo”.

*Jesús Esquivel 1 de abril 2012, revista Proceso Link: [http://www.proceso.com.mx/?p=303168]

lunes, 6 de febrero de 2012

POR LA PAZ SI VOTO- PONERSE EN LOS ZAPATOS DE LA VÍCTIMA

Estar callado es lo que a este blogg le tocaba para estos tiempos, tiempos en donde no se encuentra que decir ante tanta mentira, tanto discurso hueco y tanta desesperanza. Es Emilio Álvarez Icaza y el Colectivo El Grito más Fuerte el que ahora hace hablar a este blogg, que paradógico, un Grito hace hablar.

"¿Dónde están los 112 millones?" - Emilio Álvarez Icaza
Categoría: Opinión Publicado el Viernes, 03 Febrero 2012 10:27

Unos 50 metros antes de llegar al Teatro de la Ciudad los pudimos ver, nuevamente adentro, en las escaleras, en los pasillos y de manera abarrotada en el escenario estaban, decenas, centenas (si acaso miles) de zapatos, que representaban a los que ahora no están con nosotros y que están desaparecidos o a los miles de muertos, ¿50 mil?, ¿60 mil? que han perdido la vida en estos últimos cinco años en la originalmente llamada guerra contra el narco y la delincuencia.
Esta imagen, este mensaje, esta fuerza perneó de inicio a fin la presentación de la campaña “Ponte en los zapatos del otro” el pasado lunes. Una presentación extraordinaria que combinó sensibilidad, creatividad, memoria, denuncia y esperanza en un teatro abarrotado que rompió en abrazos, llantos y alegrías.
El colectivo El Grito más Fuerte logró de manera extraordinaria su objetivo. Con maravillosa capacidad artística pudo no sólo transmitir y así hacer más fuerte la voz y el reclamo de las víctimas, sino que en una combinación de videos, música, testimonios, lecturas, cine a mano, juego de luces y sombras construir un ambiente mágico de solidaridad.

Abordar el dolor humano es una labor compleja y difícil, por eso, más admirable es la forma respetuosa y sensible en que el colectivo lo hizo. Logró una narrativa a lo largo de todo el evento con una gran variedad de recursos artísticos (algunos realmente elementales y no por eso menos poderosos y admirables) en la que se pudo transmitir el dolor y al mismo tiempo inyectar una fuerte dosis de energía para ponerse en los zapatos de los otros y juntos levantar una voz colectiva por la paz y la justicia.
Quienes pudimos presenciar este espectáculo, pues lamentablemente cientos de personas no lo pudieron hacer, ya que se agotaron los boletos, salimos no sólo maravillados, sino con la esperanza fortalecida. Uno de los múltiples ejemplos de esto, fue cuando el cantante Juan Pablo Villa y el pintor Arturo López Barrera (alias El Tío) narraron una gran historia de cine a mano. El primero con su voz (a capella) y el segundo tan sólo dotado de un acetato, un proyector y unas plumas, hicieron un relato maravilloso de solidaridad, participación y comunidad. Sin duda, uno de los momentos mágicos del evento.

Una y otra ocasión aparecieron nombres de que quienes ahora no están entre nosotros, así como testimonios y pensamientos que en el marco de un gran manejo escenográfico dieron una gran fuerza al reclamo de justicia. Emergencia.MX aportó varios materiales videográficos en los que se transmitió el caminar del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). En la página del Movimiento (www.movimientoporlapaz.mx) se pueden ver y multiplicar por medio de las redes sociales estos materiales. En la página web emergenciamx.org también se podrán ver estos y muchos otros materiales únicos sobre los movimientos sociales en México y el mundo.
En uno de los materiales mostrados, Julián Lebarón formula una reflexión que en buena parte sintetiza el sentido de esta campaña. Parafraseando a Julián, ante esta situación de impunidad, de injusticia y dolor, constantemente nos preguntamos ¿dónde está la justicia?, ¿dónde está la autoridad?, ¿dónde están los gobiernos?, incluso hay quienes preguntan ¿dónde está Dios?, pero la pregunta pertinente, la pregunta que hay que hacerse es ¿dónde están los 112 millones de mexicanos que permiten que esto pase?, ¿dónde estamos nosotros para evitar que éstas y otras situaciones que tanto nos duelen e indignan sigan sucediendo?
Por eso es tan importante ponerse en los zapatos del otro, porque aunque los delitos y las tragedias no las sufrimos todos, sí nos dañan y nos ponen en riesgo a todos. Más de 100 integrantes de la comunidad artística y cultural nos dan ahora el ejemplo, no sólo para hacer del grito de las víctimas un grito más fuerte, sino para hacer de México un lugar donde nuestros hijos e hijas vivan, jueguen y crezcan felices y en paz.

Hasta pronto
ECD
 


http://youtu.be/isazZAwasmo